LA TRISTEZA

08.11.2021

Es una emoción que se experimenta ante una pérdida, una situación adversa por la que nos vemos superados, ante una separación física o psicológica, ante la sensación de fracaso, decepción (especialmente si se han desvanecido esperanzas puestas en algo), situaciones de indefensión, ausencia de predicción y control, ante la ausencia de actividades reforzantes, incluso ante el dolor crónico. Estas situaciones también pueden activar la emoción de la rabia. Si la persona cree que puede hacer algo para cambiar la situación, sentirá rabia pero si siente que no se puede hacer nada para mejorar la situación entonces, se sentirá realmente triste.

La tristeza suele aparecer después vivir una situación extrema de miedo, ya que, la tristeza es el proceso oponente del pánico y actividad frenética.

Se activa cuando hay una valoración de pérdida o daño que no puede ser reparado. La persona la experimenta con desánimo, melancolía, desaliento, pérdida de energía, desesperanza por el futuro, apatía, pocas ganas de hacer cosas, perdida de interés en cosas que antes le gustaban, cambios en el sueño, incluso alteración de la percepción de la temperatura, con mayor sensibilidad al frío. La persona focaliza su atención en las consecuencias a nivel interno de la situación.

La función adaptativa es que genera cohesión con otras personas, especialmente con aquéllos que se encuentran en la misma situación, disminuye el ritmo de actividad, permite valorar otros aspectos de la vida que antes de la pérdida no se les prestaba atención, sirve para poder comunicar a los demás que no se encuentra bien, favorece la empatía, o comportamientos altruistas. La tristeza nos ayuda a tomar decisiones y adaptarnos a la realidad, nos ayuda a centrar la atención en nosotros mismos, facilitando la introspección.

La tristeza resulta imprescindible para poder despedirnos ante una perdida ya que nos hace conscientes de que esa persona no formara parte de nuestra vida. No todas las personas se ponen tristes ante una misma situación. Ni todas ellas, reaccionan con la misma intensidad ante estas situaciones.

El cerebro se encuentra preparado para enfrentarse a esta emoción más que a cualquier otra, un rostro que muestra tristeza provoca empatía.

Las lágrimas son un mecanismo de defensa y desahogo, para liberar la tensión. Al llorar se libera adrenalina y noradrenalina.

La tristeza afecta al cerebro porque le agota, y cuando estamos muy cansados ni siquiera podemos llorar. Nadie puede llorar durante un día entero, seria agotador para el sistema porque impacta sobre el metabolismo del cerebro.

Genera una pérdida de gusto por lo dulce, disminuye el número de receptores en la lengua y no captamos del todo el sabor, por eso se buscan sabores más dulces.

La tristeza nos protege y ayuda a restaurarnos frente a los posibles daños que pueden surgir de nuestra interacción con el medio.

La tristeza patológica, da lugar a la depresión, que se experimenta como una profunda melancolía que puede ir asociada con la incapacidad de experimentar placer, la anehedonia. Las personas deprimidas presentan un elevado pesimismo ante la vida que propicia el desinterés por cualquier cosa.

¿Y QUE PODEMOS HACER CUANDO ESTAMOS TRISTES?

  • Apoyarnos en nuestros seres queridos.
  • Escuchar música alegre , aunque no tengamos ganas
  • Práctica algún hobbies.
  • El dibujo
  • La escritura, toma una hoja en blanco y empieza a escribir lo que se te vaya ocurriendo, sin filtro aunque no le encuentres sentido, simplemente escribe y deja que tu tristeza se exprese a través de tus palabras. Luego la rompes.

Carolina Alvarez Patiño